Discurso como antigua alumna

El pasado 8 de noviembre tuve el honor de participar en una ceremonia de graduación en la Universidad Carlos III de Madrid, dando un pequeño discurso como antigua alumna.

Creo que fue muy enriquecedor y motivador, si alguna vez tenéis la oportunidad de hacerlo, por favor no lo rechacéis.

Gracias a todos los que me animasteis a ello, sobretodo a ti, tú sabes por qué 😉

Comparto con vosotros mis palabras:

Sr. Rector Magnífico de la Universidad Carlos III de Madrid,
Sr. D. Iñaki Gabilondo,
Autoridades Académicas,
Compañeras y Compañeros, Sras. y Sres.

Es para mi un verdadero honor tener la oportunidad de compartir este Estrado con personas de tan alto nivel académico y profesional, así como poder dirigirme a vosotros, queridos recién graduados, en este acto que -a buen seguro- jamás olvidaréis.

Quiero daros mi más sincera enhorabuena y felicitaros por vuestra graduación, no es fácil llegar donde estáis hoy, han sido años de estudio, esfuerzo y obligaciones.

Hoy termináis un ciclo, vuestra formación universitaria, y empezáis otro, el camino hacia el mundo laboral.

Cuando me invitaron a venir a este acto dude, sobre cómo podría ayudaros lo que yo os contara. Entonces pensé en qué me hubiera gustado a mi que me dijeran en ese preciso momento en el que yo estaba sentada donde estais hoy vosotros. Recuerdo que estaba feliz, habían sido unos años muy duros pero lo había conseguido. Recuerdo que tenía miedo e inquietud. Recuerdo un cocktail de emociones entre la felicidad y la inseguridad; hoy, os brillan los ojos como a mí aquel día.

Sinceramente, nunca tuve claro que tuviera que ir a la universidad. Tras ingresar en estas aulas -quizá por una inercia social ineludible- dudé y mucho de si lo que estaba estudiando era el camino que debía seguir.

Hace 11 años en mi primera graduación como diplomada, me di cuenta de que necesité 3 años para comprender que éste era el camino y 2 más, como licenciada, para enamorarme perdidamente de mi profesión y mi trabajo.

Los años de universidad enseñan a pensar, instruyen en metodologías, teorías y herramientas que, probablemente, penséis que nunca vais a aplicar. Estoy segura de que mucho de lo que habéis aprendido se olividará para siempre en un rincón de vuestras estanterías, y que otros conocimientos adquiridos deberán ser reinventados y aplicados de manera práctica a vuestro “que hacer” diario.

Sin embargo,el valor de la universidad no es solo el desarrollo académico-científico, sino también el crecimiento como persona. Habéis pasado aquí algunos de los mejores años de vuestra vida. Probablemente hayáis construido vuestras mejores y más sólidas amistades, y con esos amigos hayáis compartido vuestros sueños más profundos. No os miento si os digo, que estoy segura de que todos cumpliréis esos sueños, si de verdad lucháis por ellos con ahínco.

Volver aquí a esta universidad, de donde salí hace años, me ha hecho pensar y mucho, en todo el camino que he recorrido y también en todo lo que he aprendido. Descubrí nuevas formas de trabajar, asimilé que era mejor trabajar en equipo que sólo, implanté estrategias, me instruí en gestionar equipos, cultive el arte de la negociación, aprendí a trabajar con personas y solventé muchos problemas a base de prueba y error. A todo eso no te enseña la universidad.

Cuando estaba ahí sentada, me hubiera gustado escuchar…..

  • Que el salto al mundo laboral no es fácil. Pasaréis tiempos duros, hasta que encontréis el famoso “trabajo de vuestras vidas”, y una vez encontrado, tendréis que seguir luchando para conseguir vuestra más íntima realización personal y profesional.
  • Que hay que mantener una actitud positiva ante la vida y ante cada dificultad, la calidad de vuestra energía es fundamental. La positiva hace avanzar, la negativa retrocede y frena.
  • Que a lo único que tenéis que tener miedo es a vuestro propio miedo
  • Que en los momentos de crisis, sólo la imaginación es más importante que el conocimiento, y que si vosotros no creeis en vuestras capacidades, el resto del mundo tampoco lo hará.
  • Que todo esfuerzo, tarde o temprano, trae su recompensa. Nada es gratis
  • Que puede que terminéis reinventando vuestra profesión, pero que amaréis lo que hacéis y soñareis con hacerlo mejor.
  • Que tendréis que tomar decisiones y que no será fácil, incluso sin tener la certeza de que estáis decidiendo correctamente. Siempre tendréis que escoger, en eso residirá vuestra fuerza.
  • Que vuestra preparación no es suficiente, que debéis seguir aprendiendo día a día y que la inquietud es de las cosas más importantes en el desarrollo de los seres humanos.

Hoy no habéis llegado a la meta. Más bien al contrario, este acto es solo el “pistoletazo de salida” de una nueva etapa…quizá la más importante -pues afecta a todas las demás-…vuestra vida profesional.

Ahora empieza vuestra verdadera aventura, no importa qué camino elegir, sino la actitud y disposición con la que emprendáis el viaje.

La universidad os han preparado durante años para afrontar ese camino con energía, ganas e ímpetu, os ha dado las herramientas y formación necesaria para enfrentaros al camino, ha despertado en vosotros inquietudes, os han enseñado a investigar, a crear e innovar para que vuestra curiosidad termine convirtiéndose en conocimiento. Todo eso ha hecho de vosotros personas brillantes capaces de enfrentaros a un mundo de oportunidades. Sin embargo, solo de vosotros depende que triunféis en el mundo laboral que os espera ahí fuera.

No os deseo suerte, os deseo fuerza y voluntad para que ese futuro, sea lo más maravilloso que hayáis construido nunca.

Quiero contaros algo que escuché no hace mucho en un foro laboral. Una señora con bastante experiencia en su vida profesional, afirmó con rotundidad al hablar del paro que en España faltaban empleos, pero sobraba trabajo. Sin duda, yo comparto esa idea. Tenéis en vuestras manos el mejor barro creado nunca: vuestra formación e ilusión para afrontar el futuro. Ahora os toca ser los alfareros de vuestra propia vida… En vuestras manos está la oportunidad de construir vuestro futuro.

Es el momento de soñar, pero lo es también -y sobre todo- de luchar cada día por vuestros sueños porque, lo bello de soñar, es que con esfuerzo y dedicación lo que hoy soñáis, dentro de poco se os quedará pequeño.

Por último permitidme que -como regalo de graduación- os dedique unos versos de Machado que bien pudieran ser el lema de unos recién titulados como vosotros.

En el día que emprendéis un largo camino, yo, como Machado, os digo:

Más cada cual el rumbo siguió de su locura;
agilitó su brazo, acreditó su brío;
dejó como un espejo bruñida su armadura
y dijo: «El hoy es malo, pero el mañana… es mío. »

Ojalá, dentro de 13 años, alguno de vosotros ocupe esta tribuna y pueda acreditar que no os miento. Mientras tanto, os deseo el mejor de los caminos….el vuestro.  ¡Adelante!

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4 comentarios en «Discurso como antigua alumna»

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